Hace poco un amigo se
posicionaba en contra de que el parto en casa estuviera subvencionado
por la Seguridad Social. Me comentaba que él no quería participar
con sus impuestos en algo que le parecía “exótico y con garantías
médicas dudosas”. Yo le dije que ya hay muchos países en los que
las mujeres pueden acceder a este servicio sin tener que pagar por
ello, pero como éste no es un argumento sólido, me he propuesto
escribir este artículo para argumentar mi posicionamiento.
Durante mi embarazo leí
algunos libros que hablaban del parto. Finalmente decidí parir en un
hospital, como hace la mayoría de las mujeres en España, pensando
que era lo más seguro y que los profesionales saben cómo actuar en
cada momento. Con el tiempo, mi propia experiencia personal, la
asistencia a algunas charlas de asociaciones a favor del parto
respetado, otras charlas con comadronas que atienden en casa y
escuchar las versiones de algunas madres, te vas formando una idea
de lo que es el parto respetado y lo que en realidad pasa en la gran
mayoría de hospitales de nuestro país.
Yo parí hace casi un
año, lo hice en una clínica privada y salí de allí con una
interesante episotomía y un prolapso de vejiga. Con todo tengo que
dar gracias de que no me practicaran una cesárea. Hoy en día, el
porcentaje de cesáreas practicadas en España está por encima de
las recomendaciones de la OMS (1). Ahora tengo mis dudas de si mi
parto hubiera sido mejor con un trato más cercano, con más
información y en un ambiente más relajado, sin prisas.
Antes de nada quiero
dejar bien claro que los hospitales son muy útiles cuando el
embarazo es de riesgo, surge una complicación durante el parto o el
bebé va mal colocado. Para ello la ciencia ha demostrado ser muy
eficiente. Pero si una mujer tiene un embarazo normal y quiere parir
en su casa, debería estar en pleno derecho, sin tener que pagarse
los gastos ni tener que entrar en lista de espera. Actualmente en
España hay más demanda que oferta de estos servicios y muchas
mujeres se quedan sin poder realizar su sueño (2).
La evidencia científica
apoya a los gobiernos que subvencionan los partos en casa, ya que son
más seguros, más económicos y más satisfactorios para las
familias (3).
Una mujer embarazada no
es una persona enferma, el embarazo no es una patología y por lo
tanto no debe de ser tratado como tal. Un parto es un acto
fisiológico como comer, dormir o defecar. El cuerpo de una mujer
está preparado para ello, de manera que cualquier intervención
médica está de más (4). Una mujer sólo necesita un acompañamiento
para hacer algo que ella por si sola puede hacer y sabe hacer. Este
acompañamiento debe de ser siempre el de una profesional, una
comadrona, que pueda detectar cualquier anomalía para derivar, si es
preciso, a la madre a un hospital cercano.
Por tanto el parto no es
un acto quirúrgico, como una operación, por lo que no es necesario
realizarlo en un hospital. Con todo, hay muchas mujeres que se
sienten más seguras pariendo en un hospital. En ese caso tomarán la
mejor decisión ya que es necesario sentirse segura para que el parto
fluya de manera natural. Es bien sabido que el estrés de la madre o
una simple descarga de adrenalina causada por un desafortunado
comentario del ginecólogo o la comadrona, es suficiente para parar
el proceso del parto. Esto pasa con la mayoría de animales, si una
hembra se siente amenazada en el momento de parir, el proceso se
parará de golpe para continuar unas horas más tarde, en un lugar en
el que se sienta segura y protegida.
Algunos hospitales tienen
salas de parto, son siempre ambientes fríos para mantener la
esterilidad. La mujer de parto es asistida en una camilla, con las
piernas abiertas y tumbada boca arriba (litotomía). Esta postura
facilita el trabajo a los profesionales de la salud. En cambio, es
una evidencia científica que la litotomía dificulta el expusivo
(5), por ello y para mayor rapidez se opta en muchos casos por la
episotomía. Mientras que muchos profesionales, asociaciones y
plataformas recomiendan que la episiotomia se aplique solo en casos
extremos, como el sufrimento fetal, en la mayoría de hospitales
españoles se practica como algo rutinario (6). Esto dificulta la
recuperación post-parto y la lactancia, ya que la madre no puede
sentarse para dar de mamar cómodamente a su hij@, además de muchos
otros problemas como dolor o malestar en las relaciones sexuales.
Contribuye también a debilitar las musculatura del suelo pélvico y
las típicas escapadas de pipí. Además la postura boca arriba
presiona la vena cava, que es justamente la que provee de oxígeno a
la placenta y por tanto al bebé. Todo ello sin hablar de la muy
conocida maniobra de Kristeller (7), que se realiza en la
mayoría de partos con epidural y de la cual misteriosamente nunca
queda registro en los historiales clínicos. En Reino Unido esta
maniobra está prohibida. De la epidural y sus riesgos se podría
hablar otro tanto (8).
En casa estás en tu
ambiente, te mueves como quieres y eliges las posturas en que te
encuentras más cómoda, que de hecho son las que te facilitan el
movimiento que el bebé necesita para pasar por el canal del parto.
Nadie te dice qué tienes que hacer, puedes descansar, comer,
dormir... No somos más que mamíferos y como tales buscamos un lugar
tranquilo y protegido para hacer aquello que nos es tan íntimo:
parir. Sin focos que nos iluminan los genitales ni personas
desconocidas que nos observan y susurran entre ellos sin darnos
información del proceso. En casa nosotras controlamos nuestro parto.
En el momento del
expulsivo, te dicen “empuja” y muchas mujeres cometemos el error
de aguantar la respiración para apretar con todas nuestras fuerzas.
Al empujar aguantando la respiración, el bebé también se queda sin
oxígeno. Además el apretar con fuerza favorece el desgarre y, en mi
caso, el prolapso de vejiga, que también puede ser de útero o de
ano o de todos a la vez. Un parto respetado es un parto sin prisas
por lo que al cuerpo le da tiempo de adaptarse y no es necesario
empujar. Nuestro útero es un potente músculo que ya hace el trabajo
de expulsar al bebé, de manera natural y sin esfuerzos, solo se
necesita tiempo.
Ni que hablar del uso de
instrumental como paletas, forceps o ventosas (9). Mi
osteópata me comentaba no hace mucho que la ventosa es tal vez más
respetuosa con la madre pero muy agresiva con el bebé. Primero se
adhiere al cráneo y luego se realiza un movimiento de torsión para
girar al pequeñ@ a la vez que sale por el canal del parto. Las
membranas craneales dejan de estar en sintonía y con el tiempo cada
una crece y se desarrolla sin tener en cuenta a la que tiene al lado,
como una orquesta en que cada músico toca a su manera, sin armonia.
El desgarre es una de las
cosas que más miedo da a una mujer que está de parto. Muchas se
abren de vagina a ano, a veces por las prisas y por el empujar
demasiado antes de que el tejido del periné tenga tiempo de
adaptarse y flexibilizarse. Un desgarro es una obertura natural del
cuerpo, un romperse por dónde el tejido es más débil, pero siempre
es un doble trabajo a la hora de hacer una sutura. Los ginecólogos
prefieren cerrar una herida recta y limpia a un desgarre irregular.
Una amiga que tuvo un parto natural con episiotomia y desgarre me
dijo que le dolió más la episiotomia que el desgarre. La
episiotomia es un corte artificial, además corta la musculatura,
mientras que el desgarre dificilmente se produce a nivel muscular.
Si tuviera que volver a
parir no sé si lo haría en casa, en una casa de partos o en un
hospital con un protocolo que respetara en todo momento la voluntad
de la mujer. Lo que sí me gustaría es que tomara la decisión que
tomara pudiera acceder a ella con la cobertura de mi seguro médico.
Elegir dónde parir me parece un derecho de la mujer que deberían
tener en cuenta nuestros gobiernos y que espero que pronto sea
considerado. Algún día nuestras hijas ya no tendran que luchar por
ello y tendrán acceso a un trato más personal y respetuoso con su
cuerpo y su sensibilidad.
Por último, parir en
casa es mucho más barato que hacerlo en un hospital, así que si
pudiéramos optar por ello, la sanidad pública se ahorraría mucho
dinero.
Para terminar os dejo un
bonito cuento: “El perro, el gato y la gallina”:
Luna
Para
más consultas:
FERNÁNDEZ
DEL CASTILLO, ISABEL. La Revolución del Nacimiento. Ed.
Granica, 2006.
En
la web:
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1. http://www.eldiario.es/sociedad/Sanidad-Espana-cesareas_0_237627037.html (agosto 2015)
2.
http://www.neixeracasa.com/home3/index.php?option=com_content&view=article&id=57&Itemid=90&lang=es
(agosto 2015)
3.
http://www.neixeracasa.com/home3/index.php?option=com_content&view=article&id=57&Itemid=90&lang=es
(agosto 2015)
4.
http://pdn.pangea.org/nacimientos/nacimientos-intervenidos/
(agosto 2015)
5.
https://www.elpartoesnuestro.es/informacion/parto/litotomia
(agosto 2015)
6.
http://www.episiotomia.info/
(agosto 2015)
7.
https://www.elpartoesnuestro.es/sites/default/files/public/blog/20140626KristellerFINAL/informe_stopkristeller.pdf
(agosto 2015)
8.
http://www.crianzanatural.com/art/art116.html
(agosto 2015)
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